El chicle o goma de mascar es un producto popular y muy conocido alrededor de todo el mundo. Utilizado desde la antigua Grecia, hasta convertirse en una golosina presente en todas las culturas. ¿Pero sabias que el chicle es de origen Maya? En lugar de ser solo un producto moderno, este tiene sus orígenes en el tiempo y la cultura de esta antigua sociedad
El chicle ha sido parte de la historia durante siglos. Desde las civilizaciones mayas y aztecas que masticaban resinas naturales hasta el visionario Thomas Adams, quien en 1871 intentó convertirlo en sustituto del caucho. La goma de mascar ha pasado por una odisea única antes de convertirse en uno de los dulces más conocidos.
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Orígenes Mayas
En lugar de ser solo un producto moderno, el chicle tiene sus raíces profundamente arraigadas en la antigua sociedad Maya. Pioneros en diversas áreas, los mayas fueron los primeros en adoptar y perfeccionar la práctica de masticar la savia del sapote, extraída de un árbol conocido como chicozapote, abundante en la península de Yucatán, México.
Más que un dulce, una tradición centenaria
Los mayas no solo disfrutaban del chicle como golosina, sino que lo utilizaban con fines medicinales, sanitarios y rituales. Era común masticar el chicle antes de ceremonias religiosas, ya que formaba parte integral de sus rituales espirituales. Además, lo empleaban para aumentar la producción de saliva y mitigar la sensación de sed en épocas de sequía, así como un limpiador dental eficaz.
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El chicle en la actualidad
En el siglo XX, el chicle vivió una metamorfosis significativa. Aunque las gomas de mascar actuales ya no incorporan la resina natural del árbol de sapote, este ingrediente fue crucial para iniciar la comercialización masiva de los chicles. México, en ese entonces, importaba alrededor de 4 millones de kilos de resina a los Estados Unidos. La demanda creciente condujo a la sustitución del componente natural por uno sintético, marcando un hito en la evolución del chicle.
Hoy en día, el chicle se presenta en diversas formas y sabores. Los chicles sin azúcar han demostrado ser aliados para la salud , estimulando la producción de saliva y contribuyendo a neutralizar ácidos. No obstante, es crucial destacar que los chicles con azúcar pueden tener consecuencias negativas, como la aparición de caries y problemas de higiene bucal.
En resumen, el chicle no solo es una delicia popular; es un testigo silencioso de la historia humana, fusionando tradiciones y costumbres a lo largo de los siglos. La próxima vez que disfrutes de este pequeño placer masticable, ten presente que estás saboreando un pedazo de historia que se remonta a la majestuosidad de la civilización Maya.
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