1. Dejar en remojo la avena
Una noche anterior coloca las hojuelas de avena en un recipiente de vidrio ya sea en un bowl pequeño o un vaso. Agrega agua o leche, esto según tu preferencia; para ablandar la textura de la avena y conseguir ciertas características deseables como un sabor y aroma más atractivo.
De esta forma tendremos a la mañana siguiente un desayuno prácticamente listo para servir y disfrutar. Generalmente, se opta por consumir en frío, pero hay quienes también la calientan posteriormente. Es una forma interesante y práctica de agilizar la preparación del desayuno para aquellas personas que tienen un ritmo de vida más ajetreado.
+También: Avena overnight con manzana, miel y crema de maní