• Preparación 30 min.
  • Tiempo Total 3 horas
  • Rinde 2 porciones
  • Dificultad medio

Descripción de la receta

El Pan de Muerto es uno de los íconos más representativos de la festividad mexicana del Día de Muertos, una celebración que honra a los difuntos y que se celebra cada 1 y 2 de noviembre. Esta tradición, profundamente arraigada en la cultura mexicana, está llena de simbolismos que se manifiestan en altares, ofrendas y, por supuesto, en la comida. El Pan de Muerto, con su peculiar forma y su delicioso sabor, es uno de los elementos principales de las ofrendas dedicadas a los seres queridos que han partido.

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Pan de muerto.

El pan de muerto es un postre tradicional de la cultura mexicana.

Pan de muerto

El Pan de Muerto, tal como lo conocemos hoy, es redondo para simbolizar el ciclo de la vida y la muerte. Las decoraciones en forma de huesos sobre el pan no solo representan los restos de los difuntos, sino que están dispuestos en forma de cruz para simbolizar los cuatro puntos cardinales, asociados a los dioses prehispánicos. En el centro, se coloca una bolita que representa el cráneo.

Variantes y Preparación

Aunque la versión tradicional del Pan de Muerto es de sabor a naranja o azahar, existen varias versiones en diferentes regiones de México. En algunos lugares, el pan se rellena con chocolate o nata, mientras que en otros se aromatiza con canela. En estados como Oaxaca, se elabora un pan más grande conocido como «pan de yema«, mientras que en Puebla, el pan se cubre con ajonjolí en lugar de azúcar.

El Pan de Muerto se prepara principalmente durante los meses de octubre y noviembre, cuando las familias mexicanas comienzan a montar sus altares y a organizar las ofrendas para recibir a las almas de sus seres queridos. Su preparación y consumo no solo es una delicia culinaria, sino un acto simbólico lleno de amor y respeto hacia aquellos que ya no están físicamente presentes.

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Cada bocado del Pan de Muerto es una conexión con las tradiciones ancestrales de México, una mezcla de historia y cultura que se ha mantenido viva a lo largo de los siglos, recordándonos la importancia de celebrar la vida y la muerte.

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Ingredientes

  • 500 g de harina de trigo
  • 100 g de azúcar
  • 10 g de sal
  • 7 g de levadura seca instantánea (o 15 g de levadura fresca)
  • 100 ml de leche tibia
  • 100 g de mantequilla amarilla a temperatura ambiente
  • 4 huevos
  • Ralladura de 1 naranja
  • 1 cucharada de agua de azahar (opcional)
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  • 50 g de azúcar extra para decorar
  • 1 huevo batido para barnizar

Paso a paso

  1. En un bol pequeño, disuelve la levadura en la leche tibia junto con una cucharadita de azúcar. Deja reposar por 10 minutos hasta que la mezcla se vuelva espumosa.
  2. En un bol grande, coloca la harina, el azúcar, la sal y la ralladura de naranja. Haz un hueco en el centro y añade los huevos, la mezcla de levadura activada, la esencia de vainilla y el agua de azahar. Mezcla bien hasta que se integren todos los ingredientes.
  3. Tras mezclar los ingredientes, comienza a amasar la masa sobre una superficie ligeramente enharinada durante 10-15 minutos. A medida que amasas, añade la mantequilla poco a poco hasta que se integre completamente y la masa esté suave, elástica y ligeramente pegajosa.
  4. Coloca la masa en un bol engrasado, cúbrela con un paño limpio y déjala reposar en un lugar cálido durante 1 hora o hasta que doble su tamaño.
  5. Divide la masa en dos porciones iguales para formar los panes. De cada porción, separa un pequeño trozo de masa para hacer las decoraciones en forma de "huesos" y la bolita central. Forma bolas grandes con las porciones principales y, con la masa reservada, haz tiras finas y colócalas sobre los panes, imitando la forma de huesos.
  6. Coloca los panes formados en una bandeja para hornear forrada con papel pergamino. Cúbrelos nuevamente y déjalos reposar durante 30-45 minutos para que aumenten de tamaño.
  7. Precalienta el horno a 180°C (350°F). Barniza los panes con el huevo batido y hornéalos durante 25-30 minutos o hasta que estén dorados y suenen huecos al golpear ligeramente la base.
  8. Una vez fuera del horno, deja que los panes se enfríen un poco. Mientras aún están tibios, barniza nuevamente con mantequilla derretida y espolvorea el azúcar extra por encima.

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