4. La degustación:
Un sorbo pequeño y pausado es el camino a seguir. Deja que el whisky cubra toda la lengua para apreciar sus diferentes sabores. Notarás desde dulzuras a notas de madera o especias, dependiendo del tipo de whisky. Deja que se despliegue en tu paladar, percibiendo su textura y el regalo que deja en cada rincón de tu boca.
5. El retrogusto:
Tras tragar, presta atención al retrogusto. Los mejores whiskies dejan una impresión duradera y agradable en la boca, revelando más matices incluso después de haber sido consumidos.
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6. Agua o hielo:
El agua puede abrir nuevos matices en el whisky, diluyendo ligeramente la intensidad al liberar más aromas. Por otro lado, el hielo puede enfriar la bebida, pero a su vez, puede adormecer algunos sabores.