El hígado de res, a menudo pasado por alto en la cocina contemporánea, es un tesoro nutricional con un sabor distintivo que puede complacer a cualquier paladar exigente. Más que un simple órgano, el hígado representa una fuente invaluable de nutrientes esenciales para el cuerpo humano, proporcionando una amplia gama de beneficios para la salud.
De esta manera, en la cocina moderna, donde la innovación y la búsqueda de nuevos sabores reinan, el hígado ha ido relegándose a un segundo plano. Sin embargo, este alimento ancestral, presente en las mesas desde la época prehistórica, merece ser revalorizado por su gran valor nutricional y versatilidad culinaria.
Su historia se remonta a miles de años atrás, cuando las antiguas civilizaciones ya lo consumían como fuente de proteínas y nutrientes esenciales. Los romanos lo consideraban un manjar, mientras que en la Edad Media era un alimento básico en la dieta de la población. Con el paso del tiempo, su consumo ha ido disminuyendo, en parte debido a la mala prensa que ha recibido por su sabor y textura. Pero hoy descubriremos su valor nutricional y una receta sencilla para disfrutar de todos sus beneficios, obteniendo al mismo tiempo, un buen sabor.
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Valor nutricional del hígado de Res
El hígado de res es una de las fuentes de nutrientes más densas disponibles. Entre sus componentes más destacados se encuentran:
- Proteínas: es una excelente fuente de proteínas de alta calidad, esenciales para la reparación y construcción de tejidos en el cuerpo.
- Hierro: contiene una gran cantidad de hierro hemo, fácilmente absorbido por el cuerpo, que ayuda a prevenir y tratar la anemia.
- Vitaminas del grupo B: es especialmente rico en vitamina B12, vital para la formación de glóbulos rojos y el mantenimiento del sistema nervioso central. Además, aporta vitaminas B2, B3, B5, B6 y ácido fólico.
- Vitamina A: una porción de hígado de res proporciona más del 100% de la cantidad diaria recomendada de vitamina A, crucial para la salud ocular, la función inmunológica y la reproducción.
- Minerales: además del hierro, es una buena fuente de zinc, fósforo y cobre, fundamentales para múltiples funciones biológicas.
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